El que se va sin que lo echen, vuelve sólo sin que lo llamen.
Salir libremente, implica poder entrar libremente, me atrevo a sugerir que esta apertura, la posibilidad de no tener que pedir permiso para salir de Cuba, que está implementando el gobierno de Raúl Castro, generará más entradas que salidas.
Esta reforma, que estará vigente a partir de enero del 2013, con ello, el gobierno se coloca en el presente de una forma de libertad, para su sociedad, inédita desde hace casi 50 años en ese país.
El único requisito para salir de Cuba, será el tener pasaporte actualizado y visa del país destino, como en cualquier otro país del mundo.
Aunque hay ciertas reservas sobre cuáles serán las condiciones de emisión de esos pasaportes, al menos se ha eliminado el complicado trámite de carta de invitación, llamada carta blanca, vigente hasta hoy, que permitía salir a personalidades, usualmente de la cultura, hacia otros países para eventos al que eran especialmente convocados.
La reforma implica hasta dos años de permanencia en el exterior, y posible prórrogas como próximo paso.
Del mismo modo, los cubanos que no residen en la isla, podrán regresar, solicitando un pasaporte nacional, expedido por la misma Cuba, por intermedio de los consultados cubanos.
Aunque se piensa que esta posibilidad es el sueño de todo cubano, habrá que ver qué resultado dará esta medida, teniendo en cuenta que salir de un país, requiere acceso al cambio de moneda, o sea a la compra de moneda extranjera, bajo esta óptica, parece que las reformas tendrán que ser más profundas que las declaradas, pues habrá algún organismo que con funciones de banco, administre esta actividad.
Junto con el anuncio, se sugirió que el país defenderá sus talentos locales, el capital humano cubano que, según el gobierno, son la presa deseada por países imperialistas, como Estados Unidos, y advierte que protegerá estos recursos contra planes de absorción.
Esta idea coloca la situación en una paradoja, mientras son los artistas los que se han beneficiado desde siempre con estas salidas de Cuba, que por su arte eran los que conseguían las famosa Carta Blanca, ahora serán los más controlados; aquellos que no presenten ningún talento, serán los que gozarán de verdadera libertad.
Suena extraño.
También ocurren paradojas desde el otro lado, Estados Unidos, que por cuestiones de conveniencia política, atendía a los refugiados cubanos otorgándoles la importancia que no les dan a refugiados de otros países, México, por ejemplo.
Ahora, los refugiados se igualan en condiciones y no será un hecho político, habrá que ver cómo reacciona el país del norte ante la novedad, y cómo cambia la calidad de la comunidad cubana en Estados Unidos, luego que dejen de considerarse refugiados políticos.
En el marco de esta novedad, hay mucha incertidumbre, pues Cuba se vanagloria de tener muchos profesionales, dada que la educación ha sido el principal interés de la revolución, especialmente en el área de la medicina, y se estima que es, además, la parte de la población en mejores condiciones de viajar al extranjero.
Se espera una clarificación de las medidas, y sobre todo algún indicio de cómo evitar la salida masiva, o el escape masivo, no se sabe bien qué.
Muchos especulan que los anuncios son sólo eso, anuncios, que las condiciones serán más complicadas que antes, pero ahora disfrazadas de “posibilidad”.
Mientas tanto a algunos, nos resulta difícil creer que la gente quiera huir de ese paraíso, claro que quién sabe cómo es el paraíso asociado con las carencias.