Lejos de las personalidades que pueden molestarnos, se juega el futuro de nuestra gente, seremos clientes o seremos ciudadanos nosotros elegimos
La realidad nos muestra sus peores muecas, más que dos modelos, dos personajes en pugna, que habla más de los argentinos que de la política o el futuro.
Macri, un candidato con importantes cuestionamientos, procesado por todo tipo de acciones, lo que implica que hay pruebas, testigos; con videos donde se presenta con exactamente las acciones que negó frente a Scioli en el debate, confirmadas por sus colaboradores, por sus socios, y por sus miles de declaraciones, está enfrentado no a Scioli, quien expone a su rival, con todas estas realidades, sino que a nuestra sociedad, a nuestro sentido de patria.
El hecho que Larreta haya ganado en capital, y Vidal en provincia, no es más que una prueba de que el candidato, a pesar de su cuestionable personalidad evasiva, con apoyo de las corporaciones que tanto mal le han hecho al pueblo, con asociados que fueron partícipes de épocas nefastas, que mientras fue jefe de gobierno, con uno de los presupuestos más altos de todo el país, le quitó apoyo económico a hospitales, dejó caer escuelas o las cerró, aumentó los impuestos que estuvieron en su esfera a cifras sin explicación, es el que consiguió colocarse en la posibilidad de lograr la presidencia de cara a un balotaje.
La situación no podía ser más bizarra.
Macri, socio de los bancos que se quedaron con los ahorros del pueblo, agente de las multinacionales, sin soluciones en Capital, que vetó todas las opciones a las que hoy se suma como si le debieran algo, que se asocia fraudulentamente al discurso del opositor, fingiendo que los logros del gobierno que defenestra son propios, tiene oportunidad de ser presidente.
Ya colocar a Scioli frente a esa alternativa que en ningún imaginario cabía, está claro que el candidato Macri miente al público, manipula los medios, cuenta con extraordinarios presupuestos; mientras la ciudad se cae a pedazos, los hospitales pasan crisis, las escuelas cierran por falta de mantenimiento, los chicos quedan afuera del sistema escolar porque no implementó políticas de contención, mientras la basura devora una ciudad en la que se ha enrejado para evitar que la gente disfrute libremente de lo que les pertenece, mientras con la excusa de colectar dinero para la ciudad concesiona espacios públicos sin beneficios visibles, mientras todo eso pasa, se permite sonreír en los medios que lo muestran relajado, feliz de no tener que cumplir con nada de lo que promete.
El análisis no es por qué Macri puede hacer todo eso, la análisis es que somos nosotros lo que lo permitimos.
Macri no ha tenido que enfrentar ninguno de los desastres que él mismo provocó para llegar a este punto.
Scioli en cambio, con las múltiples obras que sí realizó, soporta el permanente reclamo de lo que no llegó a realizar, bajo la presión de los medios que no mencionan ni uno de los fracasos de Macri, agregan leña a los faltantes en Scioli, dejando invisible las verdaderas obras que alcanzó a realizar.
El próximo domingo quedará establecido un solo hecho: si los argentinos seremos tan idiotas de permitir que el cómplice de los bancos que ya nos robaron antes, Macri, será nuestro presidente, y luego de lo cual no habrá quejas posibles, o si finalmente podremos dar una señal definitiva de que no nos toman por tontos.
De una u otra decisión, dependerá, no sólo que no nos convirtamos en clientes de las multinacionales, y dejemos el status de personas, sino que también estaremos decidiendo si finalmente le daremos la espalda a nuestra querida Latinoamérica, cuyo proyecto es opuesto a la perspectiva de Macri como presidente.
O quedamos aislados a expensas de los poderes que nos llevaron a ser esquilmados o seguimos libres.