La moda, admitámoslo, es una forma refinada de discriminación que crea el hombre para distinguirse. La cosa es: distinguirse de qué.
Una obra pictórica, desplaza al objeto el mismo concepto, pero la moda, se hace y deshace en la persona, con tendencia mayoritaria a la mujer.
No es lo mismo cargar el cuerpo con un nombre como Lagerfeld, que con un Chanel.
Un Lagerfel emite un mensaje diferente al de Chanel, sin que hayamos abierto la boca.
Sin que tenga que explicar cual mensaje corresponde a cada uno, estoy segura que usted, querido lector, ya tiene una idea armada en su cabeza, aunque no pueda distinguir ambos estilos ni en el hilo en que se cosen esos vestidos.
Así de importante se ha vuelto la moda. Tiene su propio lenguaje, emite su propio mensaje.
La discriminación de marcas, se mueve más rápido que la idea que adornan a la persona que las adopta, sobre todo cuando con la globalización, la información sobre nuevas propuesta llega a quien está abierto a las novedades tan rápido como un diseñador coloca sus modelos en una pasarela importante.
Es lo que está ocurriendo actualmente, con diseñadores alemanes, que están marcando un referente en la moda a la cual, marcas líderes históricamente asentadas en Italia o Francia, están obligadas a prestar atención.
Estas movidas se están gestando en el Berlin Fashion Week, que en conjunto a al certamen de moda Bread & Butter plantean la identidad de la mujer moderna de la próxima temporada.
Esos eventos están creando el quién es quién que imperará en la temporada, con una oferta ecléctica, para los bolsillos del milenio en crisis, incluso, tiene como protagonista a la vida cotidiana. La mujer de la calle será la protagonista. Pero no la mujer ama de casa, sino la empresaria, la que toma las cosas en sus manos y se mueve.
La vida sana y ocupada se refleja en los estilo elegidos, las nuevas propuestas es el desenfado, el estilo más parecido a lo deportivo, a la ligereza de telas, a la simplicidad de aspecto y un aspecto que se da en Alemania, que no suele ser un ítem en París o Italia: la mujer está eligiendo más la originalidad que la marca.
Esto da espacio a creadores nuevos, jóvenes, descontaminados de la excesiva comercialización, más entusiasmados con la moda como arte que como negocio.
En esto sobrevuela lo mismo que indiqué en un principio: la discriminación; los diseñadores alemanes no tiene que demostrar calidad, perfección, seriedad, condiciones de las marcas, vienen con el sello de todos esos elementos por el sencillo hecho de ser alemanes, sólo deben preocuparse por una cosa: la originalidad.
En esa dirección, una diseñadora destacada Elisa Strozyk que ganó la primera edición del Premio Alemán se Diseño para jóvenes talentos (2010), que se destaca por los diseños de sus telas, Elisa es diseñadora Textil.
El sueño de todo diseñador de modas, no sólo diseñar los modelos, sino comenzar diseñando las propias telas.