Desde Marzo del 2020 se produjo un intercambio geográfico, sobre todo entre estudiantes cuya ocupación, en ciudades universitarias respondían a un sector que año a año crecía.
Las inmobiliarias cuentan, usualmente, para todos los años, fechas de comienzo de clases con un stock de viviendas preparadas para el evento de migración de estudiantes, que la situación distorsionó.
Debido a ello en las áreas metropolitanas hubo una oferta inusitada, lo que complicó los sistemas de contratación, además de los de verificación crediticia, sin tener en cuenta, en casos, las condiciones de cercanía a centros complicados por la circulación, o las opciones e suministros alimentarios.
Las inmobiliarias, rápidas en reaccionar y acondicionaron sus ofertas a las nuevas condiciones, a lo que se sumó la paralización de las centros de estudios así como a las actividades económicas.
El sector inmobiliario suele ser el que impone condiciones, ya que las crisis son permanentes y la habilidad para reaccionar es una constante en esta área.
Los alquileres siempre se han autoregulado con las actividad económica y educativa, turismo, así como eventos deportivos, dependiendo de las zonas; la situación hizo que esos parámetros se vena alterados y en el aire los referentes usuales, sobre todo porque los condicionantes usuales son cíclicos, y se espera que la actual situación, no de repita.
Esto ha producido que otras características surgirán para el aprovechamiento de los recursos: todos parecen estar en las redes, en el modo virtual, de modo que el sector inmobiliario no es que se haya paralizado, sino que se ha mudado de medio.
Las estrategias de negociación se conmovieron ante la imposibilidad de prever lo que sucede en el aspecto sanitario, la vida parece haberse cambiado en intervalos de 15 días, los que se supone tiempo de contagio.
El cambio del ciclo se ha incorporado a las negociaciones por los alquileres. La mejor opción es migrar hacia los barrios, donde los cuidados ambientales y sanitarios han resultado fáciles de adecuar.
La llamada nueva normalidad hace que el sector que siempre empuja y activa la economía, el inmobiliario, haga de sus acciones una línea a seguir para el resto de las variables económicas.
El alquiler en las zonas de barrios e incluso casas vacacionales en destinos turísticos se han vuelto los preferidos de una sociedad golpeada por una situación inaudita.
Los destinos cercanos a la ciudad se han vuelto tendencia, sobre todo por la facilidad de accesos, ya que el traslados a los centros de salud se han vuelto una condición entre las mejores ofertas de alquiler, no sólo como viviendas, sino para destinos vacacionales.
La reactivación del sector es un hecho, y las condiciones de alquiler han mejorado en la medida que la actividad económica acompaña el proceso.
Estamos viviendo situaciones transitorias para las que se están tomando medidas que podrían ser permanentes, durante la pandemia se han flexibilizado condiciones a la espera de superar la situación, que no es una cuestión temporal o cíclica, sino basada en avances científicos que día a día generan esperanza y novedades.