Los proyectos nacen con una idea, y el límite está en el mundo físico.
Arquitectos, desarrolladores, visionarios que ven el mundo a través de un cristal diferente a la realidad, son los que empujan el mundo.
Sin embargo, en la realidad puntual, en el detalle, las ideas son ciegas a los factores que convierten una idea en una realidad.
La idea principal, las más riesgosa, es la que supone conocer las demandas del cliente, incluso sus necesidades, antes de tener una relación entre lo que el cliente desea y la economía financiera del proceso.
A veces no basta con captar una necesidad, la satisfacción de esa necesidad puede no ser viable financieramente.
El desarrollador de proyectos, suele tener el convencimiento que si se le ocurrió, si él siente una necesidad, por extensión los clientes también la tienen.
No está lejos de mantener un gesto tan propio de las empresas de marketing, que investigan una necesidad, la desarrolla, la instauran.
El proceso es lo que importa. Se sabe que la publicidad impone productos que en muchos casos no es necesario, porque se basa en factores que tienen que ver con el deseo, más que con la necesidad.
Sin embargo, a la hora de la dupla inversión, beneficio, la realidad se impone.
Mientras, el mundo virtual muestra una cara paralela, mientras todo parece más fácil de difundir, es en realidad un espejismo.
Los medios están, sitios, redes sociales, blogs, el problema es el tiempo y los métodos para utilizarlos de la mejor manera posible, esa manera es la de menos atención, mayor resultado, lo que en el mundo virtual, ni es tan fácil de medir, ni es tan productivo.
Las grandes ideas que se han convertido en negocios espectaculares se cuentan con los dedos, y van de la mano de vender una expectativa, más que una realidad.
Los límites de los mercados son difusos, el espacio para ello se ha expandido, desde el mundo real, al virtual.
La experiencia que sufre el producto muta entre los medios en el que se difunde o se impone.
La administración de ambos mundos se comparte entre otros tantos niveles de conocimiento.
La dirección de un proyecto, se basa en acciones que combinan muchos saberes, que ya no es posible dominar bajo el modelo vertical de empresa.
En un organigrama usual, hay asesorías en paralelo a las estructuras de dirección principal, ahora, a su vez esas asesorías se abren en brazos que son difíciles de conectar con el resto del sistema.
A veces, llevar adelante un proyecto, es intervenir en los límites del mercado, incluyendo ese vasto paisaje del ciberespacio donde las leyes cambian, no sólo comparándolas contra el mundo real, sino contra sí mismo.
Continuamente nos llegan propuestas que nos resultan difíciles evaluar respecto a la inercia empresarial que llevamos adelante.
El tiempo, el principal factor, memoria e identidad del mundo virtual no siempre está a favor en la evolución de un proyecto.
En el mundo virtual todo es ya, o no será, en el mundo real, los tiempos aún son los de la mirada, el tacto, el olfato, los sentidos que nos atan a la realidad, y si se quiere, el más extraño y evanescente de los sentidos, la intuición.